jueves, 28 de enero de 2016

La chica del tren

"Cuando voy en el vagón D (cosa que normalmente hago)

y el tren se detiene en este semáforo (cosa que acostumbra a hacer)

puedo ver perfectamente mi casa favorita de las que están junto a las vías:

la del número 15. (...)

Conozco esta casa de memoria. Conozco todos sus ladrillos,

el color de las cortinas del dormitorio del piso de arriba

(beis, con un estampado azul oscuro),

los desconchados de la pintura en el marco de la ventanilla del cuarto de baño

y las cuatro tejas que faltan en una sección del lado derecho del tejado..."


Me parece haber oído que este verano ha sido el primero sin canción del verano (que digo yo que entonces “La gozadera” sonando a todas horas en todos sitios habrá sido fruto de un resurgir del Mester de Juglaría… En fin).  Podemos dedicarle todo el rato que querais a este apasionante debate, pero si la banda sonora no está clara, lo que no admite discusión es que este pasado verano ha tenido un libro indiscutible y no ha sido otro que La chica del tren (Planeta. 2015). Y no lo digo yo. Es imposible abstraerse del éxito obtenido por este auténtico superventas de Paula Hawkins (Zimbaue, 1972): 5 millones de copias vendidas en 30 países entre ellos España, donde se llegaron a lanzar 7 ediciones en sólo un mes. No ha habido un sólo viaje en metro este verano en el que no me haya topado con al menos una persona leyéndolo en el mismo vagón en el que yo viajaba. En todos los grupos de amigos había quien lo había leído y lo recomendaba y quien, habiéndolo leído también, desaconsejaba su lectura.

Total, que deje pasar los meses y cuando la fiebre por esta novela (y la guerra entre sus defensores y sus detractores) amainó, encarando ya el invierno, decidí sentarme con un título al que, lo digo ya, de no haber tenido la impresionante maquinaria de marketing que tiene detrás, probablemente no le hubiera dado la más mínima oportunidad.

La chica del tren es Rachel, un personaje con más tintes de protagonista de melodrama televisivo emitido a la hora de la siesta que de la novela de suspense revelación del año. Sus problemas con el alcohol son la causa de que su marido la haya abandonado y de que la hayan despedido de su trabajo. Inmersa en una espiral de mentiras y auto-destrucción de la que es incapaz de salir, la única manera de mantener ese castillo de naipes que ha creado es seguir cogiendo el mismo tren que la llevaba hasta su trabajo para pasarse el día bebiendo y vagando por la ciudad antes de volver a casa a la hora a la que debería regresar de la oficina. Todos los días el tren se detiene ante una zona residencial de las afueras de Londres y Rachel se entretiene imaginando una vida idílica para dos de los habitantes a los que observa diariamente desde la ventanilla. Pero un día ve algo que nada tiene que ver con esa existencia placentera que ha construido en su cabeza y que sitúa a nuestra protagonista en la primera línea de la investigación.

Llegados a este punto, los que esperen que saque la artillería pesada para desmontar el fenómeno editorial del 2015 pueden ir cambiando de canal porque no es el caso. Obviamente la novela tiene puntos débiles, pero La chica del tren me ha gustado. Quizá no me ha encantado, pero me ha gustado bastante no sé si porque esperaba muy poco de ella. El hecho de que cuente con tres narradoras en primera persona, aunque al principio me costó un poco identificarlas y ubicarlas (y ubicarme) dentro de la historia, me parece tremendamente original porque permite tener una visión de la historia de 360 grados.

Debo reconocer que el final se me ha antojado un poco flojo y que resulta complicado (por no decir imposible) conectar con ninguno de los personajes, pero la novela cumple a la perfección con su función de entretener, por lo que si no eres un lector experto en novela negra, que entonces entiendo que el nivel de exigencia es otro, ni esperas leer la novela del año, creo que estamos ante una lectura aceptable.

Y es que el problema de las expectativas es que rara vez se ajustan a la realidad y una experiencia cualquiera, que hubiera podido ser de lo más placentera de no haber tenido el listón tan alto, acaba convertida en un auténtico desastre por arte de birlibirloque. Esta fue la lección que saqué de mi viaje de estudios a Italia, cuando mi emoción extrema por conocer la cuna de la civilización occidental se volvió honda decepción ante el deterioro y el precario estado de conservación del basto patrimonio histórico romano. Y sin embargo la ciudad de Florencia me cautivó, a pesar de que a priori era la parte del itinerario que menos me atraía.

Pues con La chica del tren yo creo que la clave está en leerlo pensando que vas a conocer Florencia, porque como vayas pensando que es Roma lo más probable es que la decepción sea mayúscula. Pero si tus miras no están tan altas, la novela aprueba sobradamente.

lunes, 4 de enero de 2016

Lecturas infantiles

Yo no sé si el lector nace o se hace, pero sí creo que está en nuestras manos incentivar y promover la afición por la lectura entre nuestros niños. Por eso hoy os traigo mis lecturas favoritas para los más pequeños de la casa organizadas por rangos de edad. Por si sus Reales Majestades, que aunque todo lo ven y todo lo saben, necesitan alguna pista de última hora. Para que todos los niños reciban al menos un libro o un cuento entre sus regalos de Reyes.

Pre-lectura. De 0 a 3 años
Texturas, sonidos, pop-ups y solapas hacen del primer acercamiento a los libros una experiencia de juego más para iniciar a los más pequeños de la casa en el hábito de lectura.

Colección de la cuna a la luna.- La editorial Kalandraka ha publicado lo que, en mi opinión, es la primera aproximación perfecta a la lectura para los niños que aún no saben leer. 'Árbol', 'Cinco', 'Cocodrilo', 'Luna', 'Miau', 'Pajarita', 'Violín' y 'Zapato' están hechos en cartón muy resistente y a la vez perfectamente manejable por sus manitas, y con apenas un par de palabras por página y sencillas ilustraciones hacen las delicias de los más pequeños. No sé si se trata de una idea original suya o es algo generalizado, pero en la guardería de mi hijo han tenido la buena idea de "ponerles música" y os puedo asegurar que en casa hemos sobrellevado algunas cómidas díficiles contando (y cantando) estos cuentos de Antonio Rubio y Óscar Villán.

El pollo Pepe.- Yo no sé qué tiene el pollo Pepe para que sus seguidores se cuenten por miles. Y no lo digo yo, que ya os confieso que no es el que más gracia me hace, lo dicen los más de 100.000 ejemplares vendidos desde que se puso a la venta por primera vez hace 14 años. La fórmula del éxito consta de 10 páginas, 3 pop-ups y un desplegable. Aprovechando el tirón del pollo Pepe, ediciones SM ha publicado sendos libros protagonizados por sus amigos, la cerdita Clea, el perro López y el pajáro Paco con una estructura idéntica a la de su predecesor, aunque mucho me temo que con distinto éxito. El broche de oro de la colección lo pone 'El pollo Pepe va al colegio', publicado este mismo año, que va camino de alcanzar los números del primer volumen de las aventuras de Pepe y que sin duda es el favorito de Nico.

 Querido Zoo.- Desde que era un bebé, Nico ha tenido debilidad por los cuentos con sonidos, pero de un tiempo a esta parte me daba la sensación de que se le quedaban un poco justitos. La solución la hemos encontrado en la colección 'Mi primer libro de sonidos' (de la que ya teíamos varios títulos en casa) donde la editorial Timun Mas ha publicado dos cuentos nuevos ('¿Dónde está el bebé tigre?' y '¿Dónde está mi peluche?') en los que, además de con sonidos, los pequeños se entretienen descubriendo lo que hay debajo de cada una de sus solapas. Pero si hay un cuento del que Nico no se separa desde que Papa Noel se lo regalara estas navidades (a pesar de que ya os digo que partícularmente a mí me gustan más las entrañables ilustraciones de los dos anteriores) ese es 'Querido Zoo', un libro minimalista de la Editorial Bruño en la que las solapas simulan las jaulas de los animales del zoo pintados sobre fondo blanco y que incluye los sonidos de los diferentes animales.

Primeros lectores. De 4 a 8 años
Aunque a nosotros aún nos quedan un par de añitos para llegar a esta etapa, yo ya tengo seleccionados algunos cuentos que estoy segura de que animarán a Nico a curiosear, sólo o acompañado, entre sus páginas y que espero que le sirvan como puerta de entrada al mundo de la literatura.

'El monstruo de colores'.-Los escritores de cuentos han encontrado un filón en la inteligencia emocional de los más pequeños y existen en el mercado numerosos títulos que pretenden enseñar a los niños a poner nombre a las emociones que están sintiendo, para que las sepan reconocer y gestionar. Pero de todos a mí el que más me gusta es la versión pop-up de 'El monstruo de colores', una preciosa historia protagonizada por un adorable monstruíto que debe desenmarañar el nudo de emociones que se le ha formado separando unas de otras en botes de cristal y asociandolas a un color para poder distinguirlas. Un auténtico bestseller en todo el mundo con sabor español, ya que sus simpáticas ilustraciones pertenecen a la catalana Anna Llenas, disponible en edición desplegable y en edición normal.

'Elmer'.- Si pensais que el elefante más conocido entre la población infantil es Dumbo es que no teneis niños cerca. Hace ya algunos años que el del elefante de colores era el cuento favorito de mi sobrina, una historia que enseña a los más pequeños que todos somos únicos, especiales e insustituibles, y gracias al que aprenderán conceptos y valores como diversidad, inclusión y tolerancia. Y para los que se queden con ganas de más, la editorial Beascoa ha publicado una amplísima colección de cuentos protagonizada por el simpático personaje creado por David McKee. En nuestro caso, el elefante es además el animal preferido de Nico, así que creo que tenemos al compañero de aventuras perfecto esperándonos a la vuelta de la esquina.

La magia de mi nombre.- Pocas cosas pueden hacerle más ilusión a un niño que ser el protagonista de una historia y por eso en el mercado encontramos diferentes opciones de cuentos personalizados, pero de todos, sin duda el que más me gusta es 'La magia de mi nombre', un cuento que esconde una aventura que se resolverá gracias a los valores que esconden las letras del nombre del protagonista (niño o niña según el caso) y que tiene unas ilustraciones que son verdadero AMOR. Cada nombre genera una historia única y completamente personalizada, por lo que puede ser el regalo perfecto para esos hermanos que siempre discuten por el mismo juguete, ya que cada uno recibirá un cuento diferente. Por si aún no os he convencido de que se trata de un regalo absolutamente genial para los peques, sólo puedo añadir que una parte del importe del cuento (a partir de 20 Euros más gastos de envío) va destinada directamente a la ONG Save the children. Si entrais en la página web del proyecto y meteis el nombre del niño al que quereis sorprender podeis pre-visualizar cómo quedaría el cuento. ¡Os aseguro que después de verlo sólo querreis tenerlo en vuestras manos!

Jovenes lectores. De 9 a 12 años
Aún cuando los niños ya saben leer, no podemos confiar en que la fuerza de un argumento será suficiente por sí misma para atraer a los pequeños lectores, máxime en estas generaciones que han nacido en plena era digital y para quien las imágenes tienen una importancia capital. Por eso debemos intentar ofrecerles, no sólo historias que sean atractivas sino presentadas de un modo que les entre directamente por los ojos.

El Principito.- Conozco a muy poca gente que no haya disfrutado en su niñez con la preciosa historia del pequeño principe de Saint-Exúpery. Las profundas reflexiones sobre la amistad, el amor y la vida de 'El Principito' y sus delicadas ilustraciones llegan a los lectores del siglo XXI en una edición desplegable que hace de la lectura de esta obra maravillosa un placer por partida doble. Aunque hayais leído la edición tradicional no dejeis de ojear esta versión pop-up (también de la editorial Salamandra) la próxima vez que vayais a una librería. ¡Apuesto a que os la llevareis a casa incluso si no teneis niños!

Harry Potter y la piedra filosofal.- Los lectores que hoy tienen ventimuchos crecieron con los libros (y las adaptaciones cinematográficas) de Harry Potter. A mí los libros me pillaron ya mayorcita, pero reconozco que me enganché a este fenómeno de masas bien entrada en la veintena. La editorial Salamandra acaba de publicar una edición ilustrada del primer volumen de la saga (depués vendrán los otros seis títulos de la serie) a cargo del dibujante Jim Kay, quien ha dotado a las aventuras del joven mago de una atmósfera inquietante que me parece super apropiada para ese universo mágico y que me parece una excusa perfecta para enganchar a los niños de ahora a esta saga literaria, y por ende a la lectura.

Alicia en el País de las Maravillas.- Creo que hay que destacar el esfuerzo que están haciendo algunas editoriales por acercar clásicos de la literatura a las nuevas generaciones, buscando la manera de presentáselos de una manera atractiva. Es el caso de la editorial Espasa, que acaba de publicar una nueva edición de 'Alicia en el País Maravillas' con ilustraciones de Júlia Sardá que son una auténtica maravilla. El flechazo con sus dibujos me llevó hasta su página web y descubrí que la ilustradora catalana colaboró en 2013 con El Círculo de Lectores en sendas ediciones de 'El Mago de Oz', 'Mary Poppins' y 'Charlie y la fábrica de chocolate', auténticas joyas visuales absolutamente descatalogadas que espero que alguna editorial recupere sin tardar para los que no tuvimos la oportunidad de hacernos con ellas en su momento.

* Sé que a pesar de todos los esfuerzos de los Reyes Magos, y de poner a todos los pajes a remover cielo y tierra y Oriente con Occidente, ni toda su magia ha sido suficiente para encontrar un ejemplar de Mary Poppins ilustrado por Júlia Sardá. Por lo que, si por alguna casualidad, alguien que tenga un ejemplar en su casa llega a hasta este blog, estoy segura de que podríamos llegar a un acuerdo.