jueves, 13 de febrero de 2014

La vida imaginaria


Se rompió la cadena que ataba el reloj a las horas.
Se paró el aguacero, ahora somos, flotando, dos gotas.
Agarrado un momento a la cola del viento me siento mejor.
Me olvidé de poner en el suelo los pies y me siento mejor.
Volar. Volar...
"Dulce introducción al caos". Extremoduro.

No soy de las que tiene en cuenta los palmareses (se dice así, que lo dice la Fundéu) de los galardones literarios a la hora de hacerme con nuevas adquisiciones. De hecho soy bastante anti premios literarios porque considero que este tipo de certámenes debería tener como objetivo dar oportunidades a nuevos talentos en vez de premiar a los de siempre, con todos mis respetos a los de siempre cuyos libros soy la primera en disfrutar, pero en mi opinión los Antonio Muñoz Molina, Ana María Matute, Juan José Millás, Maruja Torrés y compañía no necesitan más publicidad para vender libros (pero bueno, ésa es otra historia que tiene como protagonistas a los intereses de las editoriales y que sinceramente no me interesa nada).

Volviendo al tema que nos ocupa, tampoco soy fiel seguidora de La 2 Noticias ni de su presentadora, Mara Torres (Madrid. 1974), pero un libro que comienza con unos versos de una canción de Extremoduro (perteneciente además a un disco denostado por muchos pero que sin embargo a mí me encanta) tenía los suficientes alicientes para mí como para formar parte de mi carta a los Reyes Magos del año pasado.

Una vez en mis manos, veinticuatro horas escasas tardé en dar buena cuenta de La Vida Imaginaria, un relato fresco y agridulce sobre el amor y el desamor.

Se trata de un libro fácil de leer, con mucho ritmo y una forma de narrar la historia muy visual, pero sin artificios. ¿Alguna vez habeis releído una conversación que hayais mantenido con alguien por sms o por whatsapp? Pues esa era la sensación que tenía mientras leía la ópera prima de la periodista madrileña. Es decir: Que está escrito con un lenguaje directo y un estilo ágil no se puede negar, pero que carece de profundidad y elaboración tampoco. 

Narrado en primera persona, el libro cuenta la historia de Fortunata Fortuna (Nata) después de que su novio Beto la deje. A través de sus páginas asistimos al proceso por el que Nata intenta rehacer su vida y en el que van apareciendo el miedo a verse sola, el convencimiento de que su ex volverá, el darse de bruces contra la cruda realidad, el sentirse fuera de lugar cuando vuelve a salir con sus amigas, la aparición de nuevas ilusiones...

Aunque desde la primera página empatizas con la protagonista y puedes identificarte fácilmente con sus sentimientos y miedos, la sensación que tuve mientras la leía es que se trata de una novela que, con todos mis respetos a la autora, podría escribir cualquiera (al final tendrán razón aquellos que dicen que los críticos literarios son escritores frustrados...) porque como dicen en los pueblos carece de enjundia.

Aunque debo reconocer que me ha resultado entretenida, La Vida Imaginaria está lejos (muy lejos) de ser una gran novela y sinceramente me sorprende un poco que llegara a convertirse en finalista del Premio Planeta 2012.

Mi valoración: un 6 para esta novela que yo calificaría como "lectura de verano", fresquita y fácil, perfecta para leer en una tumbona al pie de la piscina, aunque como debut de Mara Torres y, sobre todo, como finalista de un galardón literario de la repercusión del Planeta, puede decepcionar un poco.

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