jueves, 27 de febrero de 2014

Una tienda en París



Paseando por la última edición de la Feria del Libro en Madrid comprobaba con cierta pena como la gente se agolpaba ante las casetas en las que rostros conocidos de la televisión firmaban sus libros, mientras que aquellas en las que estaban escritores reconocidos pero cuyas caras eran no tan conocidas para el gran público (no digamos ya escritores ni conocidos ni reconocidos) se encontraban completamente desiertas.

No tengo nada en contra de famosos metidos a escritores, pero reconozco que son libros a los que no doy la más mínima oportunidad porque creo firmemente que por el mero hecho de ser escritos por personajes famosos tienen muchas más posibilidades de ser publicados que si provinieran de manos (y caras) desconocidas. Lo que vengo a decir no es que los famosos no puedan escribir y además hacerlo bien, alguno habrá, no digo yo que no, pero sí mantengo que al tener que superar muchos menos escollos editoriales, los Miguel Ángel Revilla, Jorge Javier Vázquez, Gran Wyoming, Risto Mejide y compañía están inundando el mercado de textos, en la mayoría de los casos, de dudosa calidad literaria que jamás habrían visto la luz si los hubiésemos presentado tú o yo.

Sin embargo, en un momento dado decidí dejar mis prejuicios a un lado y dar una oportunidad a la última novela de Maxim Huerta (Valencia, 1971) que venía precedida por el éxito de crítica y ventas de 'El susurro de la caracola', libro que no he leído y que ya no leeré, porque tras terminar con Una tienda en París (Ediciones Martínez Roca. 2012) he decidido no volver a ser infiel a mis principios nunca más.

Una tienda en París narra la historia de Teresa, quien tras encontrar en un anticuario un viejo cartel de madera escrito en francés, empieza a interesarse por la figura de Alice Humbert, cuyo nombre aparece en dicho cartel junto a una dirección en París. Completamente obsesionada por la historia que se esconde detrás de ese cartel, Teresa decide romper con su anodina vida y trasladarse a la capital francesa para investigar en la vida de Alice, lo que nos transportará al París bohemio y chic de los felices años 20.

Aunque en principio la época en la que transcurre la novela es lo suficientemente atractiva como para que la historia me resultara medianamente interesante, lo cierto es que no es para nada el tipo de libro que esperaba, su argumento no se sostiene y el estilo narrativo de Maxim Huerta no me ha gustado en absoluto.

Debo reconocer que, a pesar de los continuos saltos temporales, se trata de una novela fácil de leer, pero la inclusión de "elementos paranormales" (lo dejo ahí para no destriparle el libro a quien esté pensando en leerlo) lejos de añadirle atractivo al argumento me ha sacado por competo de la historia.

En definitiva, Una tienda en París no alcanza el aprobado por tratarse de un libro muy flojo, con una protagonista insulsa y cuyo único punto fuerte es el personaje de Alice, aunque ni siquiera el interés de la trama que transcurre en el pasado se mantiene constante con el pasar de las páginas.

miércoles, 19 de febrero de 2014

El cumpleaños secreto

 

No risk no gain dicen los anglosajones, y en el caso de la última novela de Kate Morton (Queensland,1976) la máxima le va que ni pintada. Y es que al repetir siempre el mismo esquema, sus novelas no sólo ya no sorprenden, sino que se han convertido en algo completamente predecible. Sota, caballo y rey. 

Y eso que, hasta la aparición de El cumpleaños secreto (Suma. 2013), yo me había declarado fan de la escritora australiana, que, las cosas como son, posee una capacidad narrativa y descriptiva al alcance de muy pocos escritores. La manera en la que nos muestra los lugares, los personajes, las épocas... parece más propia de un guión cinematográfico que de una novela (de hecho, no me extrañaría nada que sus historias acaben siendo llevadas a la gran pantalla).

Sus tres anteriores libros no sólo me habían gustado mucho, sino que incluso me había parecido intuir una evolución en su manera de escribir desde 'La Casa de Riverton' (que aunque en España salió después que 'El jardín olvidado' es el primer libro que escribió) hasta 'Las horas distantes', que en mi opinión es su novela más madura y en la que ha conseguido un estilo más depurado.

Así que, en cuanto apareció El cumpleaños secreto me lancé a leerlo esperando encontrar una historia que me gustara, sino más, al menos tanto como las anteriores, convencida de que la Morton no había alcanzado aún su cénit como escritora. Pero nada más lejos de la realidad: su última novela es más de lo mismo. Y sinceramente ya aburre.

El cumpleaños secreto narra la historia de Laurel, una célebre actriz británica que vuelve a la casa de su familia para acompañar a su madre, verdadera protagonista de la novela, en su lecho de muerte. Siendo apenas una adolescente, Laurel es testigo mudo de cómo su madre asesina a un desconocido. Al volver al escenario de un crimen que nunca ha podido olvidar, una Laurel ya madura intentará resolver el misterio que rodea aquel dramático suceso y, en última instancia, la vida de su madre.

No sé si en el caso de no haberme leído ninguna de las anteriores novelas de la autora este libro hubiera conseguido engancharme y sorprenderme, pero la realidad es que fueron necesarias 425 páginas para que la historia empezara a interesarme. Y sinceramente, el "inesperado" giro final no me parece suficiente para sostener las 547 hojas de las que consta el libro.

Así que debo suspender y suspendo a El cumpleaños secreto, una novela flojísima de la que solo destacaría la ambientación temporal de los capítulos que transcurren en el Londres de la Segunda Guerra Mundial, elemento que como ya he dicho más arriba es el punto fuerte de la autora, autora que por otra parte debería ir pensando en innovar en próximas novelas so pena de dejar por el camino un buen número de esos lectores que consiguió en tiempo record.

jueves, 13 de febrero de 2014

La vida imaginaria


Se rompió la cadena que ataba el reloj a las horas.
Se paró el aguacero, ahora somos, flotando, dos gotas.
Agarrado un momento a la cola del viento me siento mejor.
Me olvidé de poner en el suelo los pies y me siento mejor.
Volar. Volar...
"Dulce introducción al caos". Extremoduro.

No soy de las que tiene en cuenta los palmareses (se dice así, que lo dice la Fundéu) de los galardones literarios a la hora de hacerme con nuevas adquisiciones. De hecho soy bastante anti premios literarios porque considero que este tipo de certámenes debería tener como objetivo dar oportunidades a nuevos talentos en vez de premiar a los de siempre, con todos mis respetos a los de siempre cuyos libros soy la primera en disfrutar, pero en mi opinión los Antonio Muñoz Molina, Ana María Matute, Juan José Millás, Maruja Torrés y compañía no necesitan más publicidad para vender libros (pero bueno, ésa es otra historia que tiene como protagonistas a los intereses de las editoriales y que sinceramente no me interesa nada).

Volviendo al tema que nos ocupa, tampoco soy fiel seguidora de La 2 Noticias ni de su presentadora, Mara Torres (Madrid. 1974), pero un libro que comienza con unos versos de una canción de Extremoduro (perteneciente además a un disco denostado por muchos pero que sin embargo a mí me encanta) tenía los suficientes alicientes para mí como para formar parte de mi carta a los Reyes Magos del año pasado.

Una vez en mis manos, veinticuatro horas escasas tardé en dar buena cuenta de La Vida Imaginaria, un relato fresco y agridulce sobre el amor y el desamor.

Se trata de un libro fácil de leer, con mucho ritmo y una forma de narrar la historia muy visual, pero sin artificios. ¿Alguna vez habeis releído una conversación que hayais mantenido con alguien por sms o por whatsapp? Pues esa era la sensación que tenía mientras leía la ópera prima de la periodista madrileña. Es decir: Que está escrito con un lenguaje directo y un estilo ágil no se puede negar, pero que carece de profundidad y elaboración tampoco. 

Narrado en primera persona, el libro cuenta la historia de Fortunata Fortuna (Nata) después de que su novio Beto la deje. A través de sus páginas asistimos al proceso por el que Nata intenta rehacer su vida y en el que van apareciendo el miedo a verse sola, el convencimiento de que su ex volverá, el darse de bruces contra la cruda realidad, el sentirse fuera de lugar cuando vuelve a salir con sus amigas, la aparición de nuevas ilusiones...

Aunque desde la primera página empatizas con la protagonista y puedes identificarte fácilmente con sus sentimientos y miedos, la sensación que tuve mientras la leía es que se trata de una novela que, con todos mis respetos a la autora, podría escribir cualquiera (al final tendrán razón aquellos que dicen que los críticos literarios son escritores frustrados...) porque como dicen en los pueblos carece de enjundia.

Aunque debo reconocer que me ha resultado entretenida, La Vida Imaginaria está lejos (muy lejos) de ser una gran novela y sinceramente me sorprende un poco que llegara a convertirse en finalista del Premio Planeta 2012.

Mi valoración: un 6 para esta novela que yo calificaría como "lectura de verano", fresquita y fácil, perfecta para leer en una tumbona al pie de la piscina, aunque como debut de Mara Torres y, sobre todo, como finalista de un galardón literario de la repercusión del Planeta, puede decepcionar un poco.

domingo, 2 de febrero de 2014

El corazón helado



"Españolito que vienes al mundo te guarde Dios.
Una de las dos Españas ha de helarte el corazón".
                                               Antonio Machado
 
Tres semanas me tuvo El corazón helado, de Almudena Grandes (Tusquets. 2007) con el mío encogido, enredada en la historia de los Carrión y los Fernández a lo largo de sus más de 1.200 páginas.

El verano anterior me había acercado por primera vez a la literatura de Almudena Grandes (Madrid, 1960), descubriendo a una de las mejores novelistas españolas y desde luego a la que se iba a convertir en mi escritora preferida. Bueno, en honor a la verdad debo reconocer que ésa no fue mi primera vez con Grandes, pero todos sabemos que cuando una adolescente lee "Las Edades de Lulú" (Tusquets. 1989) no lo hace por la calidad literaria de la autora. 

El caso es que "Inés y la Alegría" (Tusquets. 2010) llevaba más de un año mirándome desafiante desde las cabeceras de las librerías, y aunque en principio la sinopsis me atraía (otro día hablaremos de mi predilección/obsesión por las novelas ambientadas en la Guerra Civil española) había algo que no me acababa de convencer. Quizá fuera simplemente que hay un momento vital concreto para cada novela y el momento no había llegado aún, pero después de leer la contraportada por enésima vez, siempre acababa cambiando a "Inés" por cualquier otra novela que se cruzaba en mi camino hasta la caja.

La conjunción planetaria se produjo en julio de 2012, y para cuando acabé con el primer volumen de la serie Episodios de una Guerra Interminable descubrí una novela magistral y un episodio de la Guerra Civil totalmente desconocido para mí, pero sobre todo a una autora que te mete de lleno en la historia mediante su prosa exquisita, la complejidad de sus personajes y su riquísima ambientación histórica.

Totalmente cautivada por el estilo literario de Almudena Grandes, nada más terminar "Inés y la Alegría" devoré "El Lector de Julio Verne" (Tusquets. 2012) y "Los Aires Difíciles" (Tusquets. 2002), mágnificas novelas las dos, pero necesitaba más. Y ese invierno cayó en mis manos El corazón helado.

La que fuera la última novela de la escritora madrileña antes de embarcarse en el proyecto de los Episodios de Una Guerra Interminable (y hasta donde tengo entendido, creo que un poco la génesis del mismo) comienza el día del entierro de Julio Carrión, un poderoso hombre de negocios que hizo fortuna durante la dictadura franquista pero del que su propia familia desconoce importantes y numerosos episodios de su pasado. Durante el sepelio, el más pequeño de sus hijos, Álvaro, descubre entre los asistentes a Raquel, una misteriosa joven a la que nadie conoce y que él supone que es la última amante de su difunto padre. De la mano de Raquel, hija y nieta de exiliados republicanos en francia, Álvaro irá desentrañando los claroscuros de la familia Carrión así como la relación que les une a la familia de la joven.

Narrada en dos tiempos (la actualidad, y los años de la Guerra Civil y la posguerra) con un estilo ágil y directo, es una novela que engancha y conmueve porque las respectivas historias familiares de Álvaro y Raquel son la historia de muchas familias en la España de la época. La historia de los Carrión y los Fernández es, en definitiva, la historia de las dos Españas, de los dos bandos irreconciliables, de la herida que no se cierra y sigue sangrando (y doliendo) generaciones después de haberse producido.

Amor, odio, vengaza, intereses creados… todo el abanico de las pasiones humanas aparece reflejado en las 1.200 hojas que conforman El Corazon Helado.
 
Mi valoración: un 9 para esta ambiciosa pero maravillosa novela. 
Si no la habeis leído no os dejeis asustar por su tamaño porque es de esos libros que no puedes dejar de leer. Si sois de los que pensais que se trata de otra novela más sobre la Guerra Civil, os perdereis una historia magnífica que atrapa desde la primera página, así que no os dejeis llevar por vuestros prejuicios. Y si la habeis leído podeis de dejarme un comentario diciendo qué os pareció.