jueves, 20 de agosto de 2015

Por qué te quiero

Por enseñarme que no hay nada más divertido que bailar un vals aqui y ahora: En el parking de un centro comercial, en el pasillo de un hospital o en la cola del súper.

Que no hay causa justificada más importante para trasnochar que jugar al corro de la patata. 

Que hacer pompas de jabón es una ciencia exacta.

Por hacerme comprender que en la vida hay que celebrar cada momento.

Que todos los avances, incluso los más pequeños, merecen ser aplaudidos.

Porque ha sido emocionantísimo asistir a tus primeras conquistas pero más emocionante es saber que tienes toda la vida por delante para alcanzar nuevas cimas.

Por decirme tantas cosas sin hablar.

Porque tu sonrisa vale más que mil palabras. 

Por enseñarme mil y una formas de reir. 

Por darle en los morros una y otra vez a todos los que se empeñan en encasillarte detrás de una etiqueta, de un percentil. ¿Aún no se han enterado de que eres Súper Nico?

Por hacerme entender que el tiempo es relativo. ¿Qué es pronto? ¿Para qué es tarde? Y sobre todo, ¿para quién? Si un mago llega cuando quiere, ni antes ni después, imagina un superhéroe.

Porque ni en mis mejores sueños imaginé que fueras tan bueno.

Porque eres la prueba fehaciente de que si deseas algo con todas tus fuerzas se puede hacer realidad.   

Porque llegarás todo lo lejos que te propongas, porque lo que los demás llaman cabezonería no es más que cojones coraje.

Por poder contar con los dedos de una mano los días que he perdido la paciencia (y que haga propósito de enmienda porque me parezcan demasiados).

Por hacer que me despierte con una sonrisa incluso en el peor de mis días.

Porque mirarte mientras duermes se ha convertido en mi pasatiempo favorito.

Y porque aunque diga muchas veces (quizá demasiadas) que más que un niño lo que tengo es una pegatina todo el día encima de mí, en el fondo me encanta que mis brazos sean tu único consuelo, que te refugies contra mi pecho todos los días al despertar de la siesta y que seas capaz de reconocer mis manos con los ojos cerrados.

Gracias por llegar hace dos años para poner mi mundo patas arriba y darle sentido a mi vida enano.


 

(Este mensaje se auto-destruirá justo un segundo antes de que puedas avergonzarte de él) 

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